Se reafirma y recuerda la prohibición de la caza con jauría

En la provincia de San Luis la caza con jauría está totalmente prohibida y penada, por cuanto es una práctica cruel para los canes y las presas. Por un lado, los perros son sometidos a un lacerante adiestramiento para cazar y, por otro lado, las presas padecen sus mordidas hasta perder la vida.

 

La difusión de videos sobre jabalíes cazados y pecaríes de collar (especie autóctona) constituye un nuevo desafío para nutrir la educación ambiental. Los cazadores deben adecuarse a las normativas ambientales vigentes en torno al resguardo de la fauna nativa y exótica, y comprender que un animal por ser exótico no debe ser víctima de ataques crueles y vejaciones.

 

La Ley Provincial Nº IX-0317-2004 de Conservación de Fauna, Pesca y Caza es una normativa bastante avanzada en la región, en la cual aún se debate si es correcto o no el empleo de canes para las cacerías en el campo.

 

La caza con perros es frecuente en Argentina, especialmente la de jabalíes. Son ideadas para reducir la población de las consideradas ‘especies invasoras’ y acepta el uso de hasta ocho perros entrenados para matar.

 

Los canes, que fueron domesticados hace unos 14.000 años, ya no tienen el instinto que pudieron tener sus antepasados en la búsqueda de presas para sobrevivir. Pese a ello, se los sigue adiestrando de manera poco compasiva para que acompañen el recorrido de cazadores.

 

En la actualidad, existen sólidos argumentos legales, científicos, psicológicos y socioculturales que demuestran que hay muchas formas de abordar los problemas de fauna foránea y que es imperioso sacar de la ecuación a los perros.

 

Resulta fundamental promover estas acciones en el territorio sanluiseño, ya que implica una sanción de la Policía Ambiental y Ecológica. Estos casos pueden ser denunciados a través del 911, con la intervención posterior de la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

 

No se puede regular el maltrato como tampoco se puede regular la crueldad. En estos actos de caza, no sólo mueren animales de una forma atroz sino que en simultáneo se fomenta una sociedad violenta y sin empatía hacia ninguna forma de vida.

 

En nuestra provincia, la legislación está avanzando progresivamente hacia un cambio de mirada respecto de la consideración ética hacia los animales. En el uso de perros para la caza, se fuerza al animal a participar en matanzas agónicas bajo los eufemismos de ‘tradición’, ‘deporte’ y ‘cultura’. Estos mismos eufemismos sostienen y justifican una posición de poder que coloca al hombre para someter a todo ser vivo y dispone a su antojo las vidas de seres únicos e irrepetibles que se encuentran incapacitados para defenderse por sí mismos.

 

Desde la dirección de Biodiversidad, frente a la difusión de videos en redes sociales, se insiste en que no hay un diálogo posible o vías intermedias frente a la caza con jauría por tres razones fundamentales: el tipo de entrenamiento al que son sometidos los canes; los daños que sufren el perro durante la cacería y la presa que termina despedazada y, por último, el sacrificio de los perros heridos o su abandono, que ocasiona jaurías asilvestradas que no discriminan alimentos.

 

Como sociedad, tenemos la responsabilidad de proteger a los animales y reconocerlos como seres sintientes e importantes. No podemos permitir que se justifiquen las acciones de uso, opresión y violencia hacia ellos por moda, costumbre o tradición.