¿Qué beneficios tiene para San Luis la cancelación de la lucha antigranizo en Cuyo?
Los sistemas ‘rompe-tormentas’ fueron suspendidos en San Juan y Mendoza por falta de efectividad con el objetivo de mutar hacia prácticas más sustentables. Esta medida puede ocasionar cambios favorables en las zonas productivas cercanas al río Desaguadero y los humedales.
Los gobiernos de las provincias de Cuyo están avanzando en alternativas más económicas y amigables con el ambiente, al cancelar y dejar de financiar el servicio que interviene en tormentas para evitar daños ocasionados por el granizo. Estos sistemas tienen en su haber una larga lista de cuestionamientos y petitorios presentados principalmente por pequeños productores agrícolas acompañados por la ONG Cielos Limpios.
En las provincias vecinas se mantienen candentes los focos de discusión y las demandas por parte de la sociedad civil en cuanto a los impactos socio-ambientales negativos que se producen como consecuencia de interrumpir eventos climáticos significativos. Según argumentan los productores afectados, la modificación intencional del clima para proteger ciertos cultivos de interés en zonas semiáridas y áridas, se traduce en una creciente escasez de agua disponible para aprovechamiento y para el ambiente en general.
Los métodos más reconocidos de la lucha antigranizo en Mendoza y San Juan han sido los vuelos en avionetas que lanzan bengalas de yoduro de plata en las nubes de tormenta para generar la reducción del tamaño del granizo y así mitigar los daños que puede provocar su caída en zonas pobladas y productivas; y los cañones antigranizo que lanzan a 15.000 metros de altura ondas sonoras con gas acetileno para frenar las lluvias. Mendoza suspendió su programa antigranizo de manera permanente y San Juan por dos años y medio.
Si finalmente se mantiene la cancelación, los productores de la zona oeste de San Luis se verán beneficiados con un aumento en las precipitaciones en la zona (procesual) que puede aliviar el acceso al agua por parte de los productores ganaderos. El otro gran beneficiado es el sitio Ramsar de las Lagunas de Guanacache, del Bebedero y del Desaguadero. La restauración de los humedales es uno de los desafíos más grandes a nivel ambiental para San Luis, y al contar con un ligero aumento en las lluvias habrá un impacto positivo en la biodiversidad que tiene su hogar en las lagunas.
“Bien es sabido que la Región de Cuyo es una vasta zona árida y semiárida que presenta desafíos múltiples a la hora de producir alimentos, ya sea a través de ganadería o agricultura, principalmente porque el agua es un recurso escaso y los suelos no suelen responder eficientemente a cualquier práctica replicada. La dinámica atmosférica de la región se caracteriza por la generación y tránsito de tormentas en sentido oeste-este; o sea, las que se generan en Mendoza, eventualmente podrían precipitar en San Luis”, afirmó la jefa del área de Gestión Integral de Cuencas, María Luz Tonini.
Reuniones clave
A principios de año, la ONG Cielos Limpios junto con productores de los departamentos Belgrano, Ayacucho, Pringles y Junín, mantuvieron un encuentro con el ministro de Desarrollo Productivo, Federico Trombotto; y el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Federico Javier Cacace. Enfatizaron sobre la degradación que sufre el ambiente en un contexto de cambio climático y de emergencia hídrica, donde la sequía de los suelos va en aumento y aseguraron que tales hechos estaban influenciados por la manipulación intencional del clima.
De esta forma, solicitaron al Gobierno provincial la necesidad de una investigación profunda y esclarecedora de la situación. Ambos ministros recordaron que la alteración climática no es una política de Estado. Por eso, las carteras esbozaron un formulario de denuncia para recabar la información de los productores, se pusieron a disposición y avanzaron en acciones de fomento a la producción sustentable en la provincia.
Hasta el momento, no hay pruebas que corroboren la presencia de avionetas con yoduro de plata en zonas productivas sanluiseñas. Vale recordar que el sistema se ha vuelto obsoleto y oneroso. A la provincia de Mendoza le costó 10 mil millones de pesos en 2023 y 17 mil millones de pesos proyectados para 2024. Y la efectividad, de acuerdo a los informes gubernamentales sobre Aeronáutica de Mendoza Sociedad Anónima (AEMSA), es del 18%. Esto quiere decir que su aplicación en San Luis, en el acuífero norte (como presuntamente fue señalada), es improbable, inviable y muy difícil de costear para los productores. Incluso de hacerse, el 82% de las tormentas no serían disipadas.
El viernes pasado, en la Sociedad Rural de San Luis hubo una reunión con productores agrícolas del oeste de San Luis encabezado por su presidenta, Yeny Yurchag. Los productores expresaron su apoyo a la decisión del Gobierno de Mendoza de discontinuar el Sistema Integral de Lucha Antigranizo y consideran una buena medida el reemplazo de aviones ‘rompe-tormentas’ -de los que siempre desconfiaron porque los consideran causantes de provocar sequía- por otros sistemas como las mallas antigranizo y seguros rurales, que no afectan el suelo y tampoco tienen injerencia en cuestiones climáticas.
Desafíos
Las familias rurales de la zona cercana al río Desaguadero manifestaron esperanza y ven muy alentador que se detenga la intervención sobre el clima en Cuyo, porque eso eventualmente repercutirá positivamente en los suelos sanluiseños.
Dicha situación presenta un interesante desafío técnico-científico, ya que en la zona existen numerosos trabajos del Grupo GEA-CONICET que buscan fortalecer los sistemas productivos del oeste de San Luis por medio de la cosecha de agua de lluvia en tajamares o pequeñas represas. Los primeros resultados son muy positivos, y este contexto ameritaría que se profundicen dichos estudios.